«Sigo yendo a terapia, porque necesito estar en paz conmigo mismo. Me gusta escuchar a los profesionales hablar sobre salud mental y depresión. Te dices a ti mismo: Este no soy yo. Es tu cuerpo, pero no tienes vida, ni alegría, ni energía. Eventualmente, la vida te enseña que la depresión y la salud mental pueden afectar a cualquiera. Necesitas entrenar tu cerebro».
El propio Andrés Iniesta pronunció estas palabras para describir uno de los momentos más duros de su vida: su depresión en 2009. Y lo más impactante es que ocurrió justo cuando su carrera atravesaba uno de sus puntos más altos. Mientras el mundo lo admiraba, mientras era uno de los jugadores más brillantes del planeta, por dentro se estaba rompiendo.
Su testimonio abrió una puerta que durante décadas el fútbol mantuvo cerrada: la salud mental importa tanto como el talento, la técnica o el físico.
Cuando el rival está en tu propia cabeza
Durante mucho tiempo, el fútbol (y el deporte en general) se construyó sobre una idea de fortaleza casi inquebrantable. Se suponía que el jugador debía aguantar, callar, resistir y seguir. Pero la realidad es otra: el cerebro también se cansa, también se frustra, también sufre.
El caso de Iniesta es la prueba de que la depresión no respeta títulos, dinero, fama, ni rendimiento. Puede golpear incluso a quien parece vivir en la cima. Por eso su relato impactó tanto: porque mostró que detrás de cada ídolo hay una persona.
Entrenar la mente es tan importante como entrenar el cuerpo
Si un jugador puede pasar horas perfeccionando un pase, una carrera o un regate, ¿por qué no dedicar tiempo a fortalecer lo que guía todo eso? La psicología deportiva ya no es un lujo: es una herramienta esencial para rendir, gestionar la presión, superar lesiones, convivir con la crítica y mantener el equilibrio personal.
Los equipos que han entendido esto —como España en 2010, la Selección Argentina en 2022 o diversos clubes europeos— han visto resultados no solo en el campo, sino en la cohesión interna, la autoestima del grupo y la estabilidad emocional de sus figuras.
Iniesta abrió un camino
Cuando un futbolista del nivel de Andrés Iniesta dice “voy a terapia y lo seguiré haciendo”, envía un mensaje poderoso a miles de jugadores jóvenes, aficionados y personas anónimas:
- Está bien pedir ayuda.
- La salud mental no es debilidad.
- Entrenar la cabeza también es parte del juego.
Gracias a historias como la suya, el fútbol está entendiendo que la grandeza no se mide solo en goles y títulos, sino también en la capacidad de cuidarse, de hablar y de acompañar a otros.
El mensaje lo dice todo. Y hoy, más que nunca, vale la pena escucharlo.
Conclusión
El testimonio de Andrés Iniesta no solo marcó un antes y un después en su vida, sino también en la forma en que el fútbol entiende la salud mental. Su valentía al hablar de su depresión abrió un camino necesario para jugadores, entrenadores y aficionados: reconocer que el cerebro también necesita entrenamiento, descanso y cuidados. El fútbol moderno ya no puede separar emociones de rendimiento; la psicología se ha convertido en un pilar para competir, crecer y mantenerse en equilibrio. Si queremos un deporte más humano y completo, debemos seguir el ejemplo de Iniesta: hablar, pedir ayuda y entender que la verdadera fortaleza empieza por dentro.















